La técnica del bordado es casi tan antigua como la civilización, y como todas las técnicas ha ido mejorando y adaptándose a los tiempos. Historicamente se ha bordado de manera puramente artesanal, y así fué hasta la revolución industrial y la aparición de las primeras máquinas de coser. La tecnología revolucionó y sigue revolucionando el mundo del bordado. Máquinas de bordar como la japonesa Tajima han marcado un antes y un después, y a día de hoy existen muchas máquinas y marcas en el mercado.
La técnica actual del bordado requiere más conocimientos de diseño y uso de software que de coser, pues las máquinas funcionan de manera automática usando lo que se conoce como “picaje”, es decir, un diseño creado con un programa específico que define la forma, tamaño, hilos, estilos de coser, etc…
La realización del picaje es una tarea compleja pues requiere conocimientos de diseño y experiencia para saber cual va a ser el resultado a la hora de bordar ese picaje, pues no es tan sencillo como seria una impresión, ya que en el bordado se tienen otras variables como la aguja que se usa, el tipo de hilo, el material a bordar o la aplicación del bastidor sobre la prenda, por destacar algunas.
La ventaja del bordado respecto a otras técnicas de personalización es la resistencia, un bordado dura para siempre y no importa la cantidad de lavados que se le hagan, por esa razón es una de las opciones más recomendables si hablamos de personalizar ropa de trabajo. Además, a diferencia de la serigrafía, se pueden usar tantos colores como se quieran en el diseño a marcar sin un encarecimiento excesivo para el cliente.